En su transitar profesional Andrea Cuevas es la evidencia que los sueños infantiles se cumplen y, que sin importar el transcurrir del tiempo y las decisiones que la llevaron por otros caminos, es posible volver a empezar donde siempre se proyectó cuando jugaba con su hermana a ser profesora y le enseñaba a leer, habilidad de adquirió a los 4 años de edad.

“Primero estudié periodismo, pero siempre tuve la inquietud de estudiar pedagogía porque tenía una visión bien romántica de lo que era la educación. En mis prácticas profesionales confirmé esa visión, pero también choqué con todas las problemáticas del mundo escolar; aun así creo que educar es mi lugar y con el Rescate Lector lo he confirmado al 100%, porque no se trata sólo de enseñar a leer, sino también de acompañar, motivar e incluso apoyar a los niños tratando temas personales”, explicó Andrea Cuevas, Profesora de Lenguaje y Comunicación, miembro del equipo Rescate Lector.

Compromiso en las estrategias para generar aprendizajes
El Rescate cambia las vidas de los niños que aprenden a leer y también de los profesionales que los acompañan. Es por lo que sin importar las distancias o el tiempo de traslado que implique para Andrea llegar a la Escuela Ñancul y Nro. 6 Voipir de Villarrica y al Liceo Libertad y la Escuela Epu Klei de Lican Ray que le fueron asignadas, ella se impregna de su convicción como educadora, porque ha sido la oportunidad de ser parte del Rescate, lo que la ha convencido de su vocación. Así lo expresa Andrea, “cada vez que viajo a Lican Ray es como estar cumpliendo un sueño, me digo me estoy levantando temprano para ir a hacer algo que tiene un sentido y un impacto tan grande en alguien tan pequeño como es un niño”.

En este proceso de enseñanza el impacto no sólo ha sido para los niños que han aprendido a leer con Andrea. Sino que también para ella, en una etapa de su vida en la que recibir el cariño y confianza de sus estudiantes la ha fortalecido, al poder contar con un espacio en el que los niños comparten con ella sus emociones y opiniones; lo que por cierto, ha nutrido el valor y el contenido de las sesiones. “Los niños me han desafiado bastante a utilizar e inventar nuevas estrategias de enseñanza, a improvisar o incluso postergar la clase que en mi cabeza era muy buena, pero que al momento de llegar al colegio no puedo concretar, porque están inquietos o porque algo pasó en sus casas y andan tristes y es mejor conversarlo”, explicó Andrea.

Cambiar de estrategias para adaptarse a las necesidades e intereses de los niños ha sido lo más efectivo para Andrea, variando desde juegos, trabajos manuales e incluso que sus alumnos lean cuentos a los niños de preescolar de sus escuelas. Sin embargo, como lo explicó Andrea, el GraphoGame fue el apoyo educativo más grande en las sesiones, “los niños mágicamente leían en el juego, pero no en el papel, por lo que fue una herramienta muy útil y cercana para ellos. Me salvó en varias ocasiones en las que las actividades que llevaba preparadas no eran suficientes porque las hacían muy rápido y querían seguir aprendiendo”.

En enseñar existe compromiso. Ser parte del Rescate Lector no es sólo un trabajo, es por ello que cada integrante del programa compromete sus conocimientos y se involucra emocionalmente, marcando las vidas de quienes aprenden y enseñan. Y para Andrea Cuevas no fue diferente, pues al cerrar el ciclo de sesiones con sus alumnos quiso dejar un recuerdo vivo en ellos de lo importante que es leer.

“Aproveché que en junio se celebraba el día del medio ambiente para trabajar con ellos la importancia de las plantas en el planeta y cómo debíamos cuidarlas para que siguieran viviendo. Tuve la idea de regalarles una planta porque vi que para varios apoderados era complicado acompañar el proceso de lectura de sus hijos y en algunos casos había mucha frustración, por lo que darles una planta era la oportunidad para que los niños tuvieran “alguien” a quien leerle y de paso, las apoderadas más amantes de las plantas se sumarían a la tarea”.

A través de esta acción, Andrea encontró la forma de involucrar a las familias y de encantar a los niños para proseguir aprendiendo, generando en ellos la responsabilidad de cultivar la lectura, teniendo que leer cada día un cuento a sus plantas. Dejando en ellos un gran enseñanza “el aprendizaje de la lectura se cultiva cada día, con amor y compromiso”.

Cinthya Covarrubias, 
Periodista,
Encargada de Comunicaciones Organizacionales Fundación AraucaníAprende