“Al no haber podido aprender a leer al mismo tiempo que sus compañeros, mi hija sentía que tenía un problema, pero al ser parte del grupo del Programa Rescate Lector, comprendió que no solo ella estaba enfrentando esa dificultad.

Se integró a una dinámica en la que la Profesora Rescatista le fue entregando herramientas didácticas y así Fernanda, sin presiones a través del trabajo con materiales y prácticas de lectura en grupo se interesó por aprender a leer. Aquello me motivó a acercarme a la Profesora Rescatista para que me orientara y así yo pudiese seguir en casa con su mismo sistema.

En una primera instancia me costó poder ayudar a mi hija, no quería mi ayuda y me decía que solo como le explicaba y enseñaba la profesora era como se hacía. En ese sentido, el apoyo de la Profesora Rescatista fue muy importante para mí. Mi interés en apoyar a mi hija siempre estuvo, pero lamentablemente nuestro ajetreado sistema de vida limitaba los tiempos de enseñanza, ya que con mi trabajo y estudios, no teníamos tiempo de calidad para poder apoyarla en la lectura y, de cierto modo fue traumante el proceso que tuvimos que enfrentar sin el apoyo y guía de la Profesora Rescatista”.

Debo decir que la ayuda que recibí de este programa fue fundamental y muy necesaria, ya que Fernanda estuvo dos veces en primero básico y no obtuvo resultados favorables. Ayudarla se convertía en discusión porque como mamá no tenía las herramientas para enseñarle a mi hija y eso me ofuscaba. No entendía como ya con 7 años no aprendía a leer, por lo que llegué a creer que posiblemente tenía problemas de aprendizaje.

Como mamá, agradezco el apoyo que me dieron porque la evolución de mi hija fue muy notoria. Comenzó a leer todo, le leía cuentos a su hermano pequeño, y a todo el mundo le contaba que ya sabía leer. En casa quiso formar una pequeña biblioteca, eso me demostró el interés y entusiasmo que sentía y me llenó de orgullo, que por sí misma fuera descubriendo que era capaz de leer letras pequeñas y grandes, con diseños diferentes y que empezara a preguntar qué significaba cada  palabra.

Creo sin el apoyo que recibimos como mamá e hija tal vez igual hubiese aprendido, pero no del mismo modo. Con ello me refiero al entusiasmo de querer asistir a la biblioteca, traer libros a casa y leer cuentos. Descubrió que podía imaginar lo que leía y conoció otro mundo del cual le hablé, ese en el que a través de la lectura se podía transportar a distintos escenarios”.

 

 

 

 

 

 

Cinthya Covarrubias, 
Periodista,
Encargada de Comunicaciones Organizacionales Fundación AraucaníAprende