“Para mí ha sido un aprendizaje que Josefa haya participado del programa, porque es un trabajo muy grande el que han realizado con mi hija. Ella está en el PIE de su escuela desde primero básico, yo no veía avances, por eso cuando a principio de año me contactaron y me explicaron cómo la iban a apoyar, acepté la invitación que para mí fue maravillosa.

Si bien Josefa pasó de curso y tenía buenas notas gracias a su buena memoria auditiva-porque en primero básico le leían las pruebas-, se levantó una alerta en mi cuando me di cuenta de su escaso reconocimiento de las letras, sobre todo cuando vi que sus cuadernos llegaban vacíos, sólo escritos en cada asignatura con la palabra “objetivos”. Veía que no estaba aprendiendo y creo que en eso influyó que su aprendizaje fuese diferente y a otro ritmo; a eso se sumó el cambio constante de profesores en su colegio y el que no existiera una planificación con respecto a cómo debía ir aprendiendo.

Muchas veces sentí que con sus dificultades se perdía entre los niños, que aunque tuviese apoyo en la sala de clases era invisible en su curso. Yo tampoco manejaba información sobre su diagnóstico, por eso cuando Diego-su primer profesor en la Fundación-conversó conmigo y me empezó a guiar me motivé a buscar más información y también a querer tener más apoyo de la escuela, por lo que pedí reuniones para que me explicaran más lo que pasaba con Josefa y para que vieran que yo estaba con toda la disposición para apoyar a mi hija.

Fue desde el momento que el profesor Diego llegó a nosotras que noté el real cambio. Mi hija ya no era una más de un curso, en la tutoría personalizada era la niña en la cual estaba puesta toda la atención. Logró conectar con los dos profesores que ha tenido en el programa, porque la de ellos no ha sido una enseñanza normalizada, todo ha sido más didáctico y bueno para Josefa, porque ella se aburre fácilmente; le gusta jugar y con este nuevo tipo de actividades en las que trabaja su memoria y atención ha logrado aprender. Todo ha sido un complemento que sólo la ha favorecido, porque primero partió trabajando con un psicólogo del programa y ahora quien le hace las sesiones es un psicopedagogo. Ambos se adecuaron a su estilo de aprendizaje, lo que nos ha permitido tener logros en casa y poder avanzar juntas.

Con el apoyo que recibí mi nivel de preocupación fue bajando. Empecé a tener las condiciones para buscar formas más dinámicas para enseñarle a Josefa. Eso es lo que me ha enseñado el programa, a bajar mis niveles de ansiedad, a entender que ella aprende de una manera diferente, a descubrir cómo aprende mi hija; lo que ha sido maravilloso para mí, porque antes las notas me importaban, ahora si tiene un 7 y no aprende, no es lo que quiero para ella, ¿de qué me sirve un buen informe de notas si me doy cuenta que no sabe? Eso hoy lo entendí gracias al programa.

El camino para nosotras ha sido largo, y a la vez ha estado lleno de contención desde que Josefa inició con las sesiones. Sufrimos mucho cuando nos tuvimos que despedir del tío Diego, me pregunté qué íbamos a hacer sin él, porque siempre fue cercano y utilizó las palabras correctas cuando yo entraba en caos, sabía cómo calmarme y me daba ánimo. Su primer profesor fue una contención maravillosa para ambas, porque con la Jose me sentía muy sola; el tío, la fundación y el programa llegaron en el momento preciso para ayudarnos con lo que necesitábamos, porque de verdad fue un alivio que llegara alguien que me dijera ´esta es la forma´, así dejé de presionarme para encontrar una solución.

Es cierto que partí con miedo, porque no entendía por qué mi hija no estaba aprendiendo. Este año la llevé al neurólogo y después de los primeros meses con un diagnóstico pude entender lo que sucedía. Ahora tengo información, estoy siendo guiada y decidí no limitarme.

Hoy siento que Josefa se va a comer el mundo, porque ya no estamos solas. Eso me motivó para estar más presente, para adaptar mis tiempos para poder participar en las sesiones, lo que ha cambiado mi realidad y la de mi hija. Decisión que tomaría sin dudar, porque siempre optaré para que tenga más apoyo, como el que ha encontrado en la Fundación”.

 

Marta Sepúlveda,
Apoderada Programa Rescate Lector para la Integración Escolar