La motivación lectora debe ser abordada como un proceso integral que involucra a educadores, padres y la comunidad en general. La creación de espacios de lectura, la promoción de clubes de libros y la celebración de ferias literarias son algunas de las acciones que pueden contribuir a cultivar un entorno favorable para la lectura. ¿Cómo saber más sobre este tema? Inscribiéndose en el curso ¿Cómo motivamos a leer? Experiencias exitosas que Fundación AraucaníAprende presenta en modalidad MOOC y B-learning.
La motivación lectora, es el interés y disposición hacia la lectura. Este fenómeno no solo implica el deseo de leer, sino también la capacidad de encontrar placer y significado en los textos. A lo largo de los años, diversos estudios han demostrado que la motivación lectora es un factor determinante en el éxito académico de los estudiantes. Sin embargo, a menudo se subestima su impacto en el desarrollo de habilidades críticas y analíticas que son esenciales en la formación de ciudadanos informados e integrales.
La importancia de la motivación lectora radica en su capacidad para fomentar el amor por los libros y el aprendizaje continuo. Un estudiante motivado a leer no solo consume información, sino que también desarrolla habilidades de interpretación, análisis y crítica. Estos elementos son fundamentales en el buen desempeño en mediciones nacionales, como por ejemplo el SIMCE. Por eso, la lectura se convierte en una herramienta poderosa para el desarrollo del pensamiento crítico y la autonomía intelectual.
En el contexto escolar, la motivación lectora se traduce en un mejor rendimiento académico. Los estudiantes que leen de forma regular tienden a lograr mejores calificaciones en diversas asignaturas, no solo en lenguaje y comunicación sino en todas las asignaturas, por ejemplo en la comprensión de problemas matemáticos, en fórmulas químicas, en instrucciones musicales o artísticas y tantas otras. Esto se debe a que la lectura mejora la comprensión lectora, amplia el vocabulario y enriquece el conocimiento general. En este sentido, las escuelas deben implementar estrategias que promuevan el interés por la lectura desde una edad temprana, integrando actividades lúdicas y accesibles que despierten la curiosidad de los niños.
Fomentar la motivación lectora es esencial para la formación de lectores críticos. La lectura crítica implica no solo comprender lo que se lee, sino también cuestionar, evaluar y reflexionar sobre los contenidos. Un lector crítico es capaz de contextualizar la información, reconocer sesgos y formarse opiniones fundamentadas. En un mundo cada vez más polarizado y lleno de desinformación, esta habilidad se vuelve crucial para la convivencia democrática y el ejercicio de la ciudadanía activa.